Nacido en un nuevo mundo después de una vida de estancamiento, Will se despierta con los rostros de un esqueleto, un fantasma y una momia. Viviendo en las ruinas de una ciudad caída hace mucho tiempo, los tres crían a Will como si fuera suyo. El esqueleto—Sangre—le enseña a luchar; el fantasma, Gus, le enseña magia; y la momia, María, le enseña religión y responsabilidad. Lo más importante, todos le enseñan amor. A medida que Will crece y aprende sobre el mundo en el que nació, se prepara para el día en que finalmente deba emprender su propio camino. Para Will, este viaje incluye una promesa de por vida. Al llegar a la mayoría de edad, se requiere que cada adulto haga un juramento al dios de su elección, y la fuerza de la promesa afecta el grado de la bendición del dios jurado. Con su partida acercándose, Will debe prepararse para aceptar la verdad de sus guardianes no-muertos y embarcarse en un mundo del que ni siquiera ellos conocen el estado. Will descubre, sin embargo, que todos los juramentos deben cumplirse, de una forma u otra.
